domingo, 30 de marzo de 2008

La Evaluación del docente en el Nivel Medio

La Evaluación del docente en el Nivel Medio
Por Pelagio Pérez Guzmán

En la actualidad, el proceso educativo exige un nuevo enfoque en el desempeño pedagógico del docente. Según Tyler la evaluación es considerada como un proceso, no una acción puntual, que consiste determinar hasta que punto los objetivos han sido logrado, tanto por los alumnos, los docentes y el programa desarrollado.

Evaluar y medir son procesos totalmente diferentes, ya que el primero engloba al segundo.

Chadwick (1990), señala que la evaluación formativa debe reunir ciertas características especiales a los efectos de su aplicación. Que el aprendizaje se base en objetivos específicos expresados en términos de conductas observables, es decir, que la evaluación ofrezca las mejores condiciones posibles para que el alumno muestre la conducta requerida cualquiera.

La evaluación de la práctica docente permite ir desde la experimentación diaria hasta la teorización. Si bien no existe una metodología específica extraída de la indagación sobre la práctica, ésta parece ser el objeto de la evaluación docente. Para alcanzar estos supuestos teóricos, el profesor debe identificar las auténticas necesidades del alumno y formular una serie de hipótesis: ¿Cómo aprende mejor y rinde el alumno?, ¿Con qué se desmotiva o se cansa?, ¿Qué ayuda necesita?, ¿Qué nuevos estímulos son necesarios?

Esto así, porque un buen maestro se preocupa por buscar las mejores estrategias para lograr aprendizaje efectivo en sus alumnos, ya que si en un grupo de estudiantes donde el docente imparte un contenido con estrategias adecuada al grupo los resultados deben ser los esperados o por lo menos deben acercarse a los mismos.

Es de suma importancia que después de impartir un contenido el docente tenga la oportunidad de autoevaluarse para poder mejorar las posibles fallas en caso que la hubiese, un docente que nunca hace una parada en el camino para verificar las estrategias y metodología que esta ulitizando para transmitir el conocimientos a los aprendices es un docente sin vocación que siempre piensa que lo esta haciendo bien, y por lo tanto no necesita mejorar nada

Cuando el docente hace una parada en el camino, este reflexiona y toma decisiones sobre la adecuación o no de los programas y actividades realizadas, sobre la eficacia de la metodología y recursos tanto personales como materiales empleados. Esta toma de decisiones persigue los siguientes objetivos:

§ mejorar el proceso de enseñanza
§ modificar el plan de actuación diseñado por el profesor
§ programar el plan de refuerzo específico
§ introducir los mecanismos de corrección adecuados

El segundo objetivo de la evaluación de la práctica docente es revisar la relación entre las actividades, la metodología y recursos y el rendimiento de los alumnos.

Autoevaluarse es:

§ tomar conciencia de lo que se está haciendo y de los objetivos que se pretenden alcanzar.
§ asumir la responsabilidad de reflexionar críticamente sobre la propia acción con el fin de reconducirla o mejorarla
§ nutrir la motivación y asumir la autonomía dentro del proceso educativo

Creemos que sólo si hay una verdadera autoevaluación, el proceso de enseñanza alcanza sus objetivos, ya que nadie llega a ninguna meta hasta que no es consciente de haberla alcanzado. Esta autoevaluación le permite al docente decidir si es correcto seguir o si debe cambiar algún aspecto de su actuación.

En la práctica de clase, el profesor se autoevalúa y es evaluado indirectamente a partir de los resultados obtenidos en cada jornada de clase. En ese momento, se plantean las preguntas ¿qué hago?, ¿qué significa esto? Y ¿cómo podría hacer las cosas de modo diferente? Con el fin de mejorar la actuación docente.

A final de un curso, el profesor, a través de las distintas técnicas de evaluación, puede plantear una práctica reflexiva puntual, con información específica para obtener de este modo conclusiones que le permitan mejorar su práctica docente.

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