jueves, 27 de marzo de 2008

La evaluacion del Docente en Educacion Superior. Por Ana Maria Matos

Voy a partir de lo que expuso la UNESCO en la conferencia general de Paris en el 1997, donde establece '' la necesidad de formular políticas claras sobre los docentes de la educación superior lo que en otros términos significa evaluar y perfeccionar la condición del personal docente de la enseñanza superior y atendiendo a la concepción de que la docencia universitaria se ejerce desde una compleja red en la que coexisten múltiples entrecruzamientos y diversas tensiones, se asume la evaluación del docente universitario desde una perspectiva institucional en el entendido que a partir de sus definiciones se establece el escenario desde el cual todo profesor puede construir su identidad profesional y su proyecto de vida académica''.

La palabra docente se asocia comúnmente con el papel de enseñanza que cumple el profesor.

La sociedad actual exige que las universidades conjuguen adecuadamente sus tres funciones sustantivas y por ello se requiere con mayor urgencia que el profesor universitario, investigue enseñe y se proyecte socialmente. Para ello, se requiere fundamentalmente del desarrollo profesional de los docentes ligado a su contexto particular y de la mejora de las prácticas educativas, lo que va necesariamente ligado a sus procesos de capacitación y actualización docente tanto en el plano pedagógico como en el disciplinar, a la reflexión que haga de su propia labor docente y a su participación decidida en la reflexión institucional que adquiere necesario vigor en el ejercicio autoevaluativo.Se requiere , una perspectiva evaluativa que supere la simple descripción de lo que realiza un profesor y permita comprender toda la potencialidad de su labor y apunte a su perfeccionamiento. Ello no es posible sin romper con viejos paradigmas y con el énfasis tecnicista y el carácter positivista que la ha acompañado.

El siguiente planteamiento de Weiss: “La pregunta evaluativa se limita a buscar las metas delprograma, traducirlas a indicadores mensurables de la realización de los objetivos, reunir datos de los indicadores y compararlos con criterios de la realización de las metas”, demuestra la dificultad de esta empresa.Queda claro entonces que en la evaluación debe tenerse en cuenta, además de las particularidades del proceso, los marcos políticos, sociales y culturales en los cuales se llevará a cabo y, en lo posible, cuidar de las consecuencias que el ejercicio tendrá no solo para las personas sino para la sociedad en general.

Edgar Morin en sus trabajos sobre pensamiento complejo advierte que en este mundo tan globalizado, cualquier acto humano por inocente que parezca puede tener repercusiones importantes en cualquier escenario mundial. Y a esta idea le podemos agregar un matiz de tipo dialéctico con lo que sostiene Díaz Barriga “De alguna manera se puede hablar de que la evaluación es condicionada socialmente, a la vez que por sus resultados condiciona a la sociedad”.Hablemos sobre la docencia universitaria, que se ejerce desde una compleja red en la que coexisten múltiples entrecruzamientos y diversas tensiones, se asume la evaluación del docente universitario desde una perspectiva institucional en el entendido de que a partir de sus definiciones se establece el escenario desde el cual todo profesor puede construir su identidad profesional y su proyecto de vida académica.

Siguendo toda esta secuencia, la Revista de la Educación Superior en su Vol. XXXII(3), No. 127, de Julio-Septiembre de 2003 nos dice que ''la evaluación educativa es considerada como un referente de las políticas actuales de la educación superior, ya que forma parte de los procesos de planeación impulsados por los programas de los organismos del gobierno vinculados al sector. Si se aceptara que en el sistema de educación superior el énfasis en la década anterior fue puesto en la planeación, hoy se podría afirmar que se encuentra claramente depositado en la evaluación''.Al hablar sobre este tema, ellos consideran a la evaluación como actividad integrada a los procesos sociales que tienen lugar en las instituciones se ha desarrollado con tal velocidad que cada día se le reconoce como una actividad profesional altamente especializada.

Aunado a ello, la influencia de las políticas públicas que han retomado el tema de la evaluación como estrategia para orientar las acciones de las universidades, han propiciado también la acumulación de experiencias de evaluación institucional, de programas y de individuos que una década anterior hubieran sido pensadas como imposibles de realizar. Debido a los requerimientos específicos de cada situación evaluativa, se refieren particularmente a la evaluación de la docencia que ha recibido una atención menor en las políticas gubernamentales y en las prácticas cotidianas en las universidades.

Entonces para hablar sobre la evaluación de la actividad docente universitaria, bien sea para analizar el funcionamiento de las unidades docentes (evaluación de certificación), bienpara proporcionar información de la labor del profesor, durante un periodo docente (evaluación formativa), o bien para evaluar su eficiencia (evaluación de certificación), plantea una serie de preguntas básicas al respecto, tales como: qué se debe valorar, quién debe hacerlo y cómo debe hacerse.La evaluación de la actividad docente universitaria, bien sea para analizar el funcionamiento de las unidades docentes (asignaturas, departamentos, centros, etc.), bien para la selección del profesorado, cuando opta a una plaza mediante concurso/oposición, habilitación o acreditación (evaluación sumativa, sancionadora o de certificación), bien para proporcionar información de su labor durante un periodo docente (evaluación formativa), o bien para evaluar su eficiencia y así apoyar, o no, su promoción económica o profesional (evaluación de certificación), plantea una serie de preguntas básicas al respecto, tales como: qué se debe valorar, quién debe hacerlo ycómo debe hacerse (qué criterios, instrumentos y mecanismos deben regir el procedimiento).

Últimamente, estas preguntas están cobrado especial relevancia debido a la creciente introducción, en el sistema universitario, de mecanismos para evaluar al profesor y la posibilidad de hacer repercutir los resultados de la evaluación en su economía y desarrollo profesional.Viendo todo esto podemos establecer un marco para evaluar, una evaluación que contextualice todos los aspectos del quehacer del docente universitario; no solo que sume puntos, mas que eso que acumule experiencias gratificantes que lleven al cambio continúo. Esa es la razón de ser de la evaluación, construir nuevas estrategias y nuevos modelos, que a su vez estén en constante evaluación y cambio, porque el mundo de hoy no es estático y mas que nunca debemos seguir al paso en que camina el mundo, seguirlo a su misma velocidad.Respecto a qué se debe evaluar, la pregunta nos lleva a plantearnos el problema de la pertinencia de la evaluación del profesorado.

Entendemos por pertinencia el grado de adecuación entre lo que un profesor, o aspirante a profesor, debe ser capaz de realizar (o haber realizado) en el ejercicio de sus funciones, y los requisitos que se leexigen para desempeñar tales funciones (De Juan, 1996). Sin duda este es uno de los aspectos más importantes en la evaluación del profesorado ya que de no tenerlo en cuenta podríamos estar evaluando cosas totalmente absurdas, como de hecho así se haceen muchos casos.

Quién debe realizar la evaluación?, dependerá del tipo de evaluación del profesorado que adoptemos (Berk, 2005) son los alumnos la fuente de información más frecuentemente utilizada para evaluar la docencia y a los docentes. Pero también hay que señalar la importancia de la triangulación y de la existencia de tres o más fuentes de evidencia (Appling et al., 2001). Por otra parte también parece recomendable que la evaluación sea realizada por agentes externos a la
Universidad.

La evaluación debiera tener entonces las siguientes características:
• Que sea periódica.
• Que contemple aspectos cuantitativos y cualitativos.
• Que incluya una encuesta docente.
• Que incluya evaluación por pares periódica.
• Que parta de un informe de autoevaluación.
• Que genere informes provenientes del departamento, la comisión docente,...
• Que contemple la medición de resultados a través de indicadores.
Y muy a mi criterio personal que sea dinámica y continua.

En la evaluación debieran participar:
• El propio profesor (autoevaluación).
• Los estudiantes (actuales y pasados).
• Otros profesores (por pares).
• Los equipos directivos.
Y por que no, el entorno donde participa el profesional (bajo acuerdos con las empresas se podría lograr una buena evaluación del proceso docente, enfocando adecuadamente los criterios a enfatizar).

Para que evaluar docencia si esta evaluación no implica cambio de los viejos paradigmas y dar continuidad a modelos estáticos. La evaluación va mas allá de hojas de papeles llenas de preguntas, es un seguimiento constante de cada resultado de pequeñas acciones y estrategias.
Para hablar de evaluación desde la perspectiva de la docencia universitaria necesitaríamos infinitos espacios, porque es un tema controversial y muy amplio, que implica múltiples visiones desde la perspectiva de cada quien y su manera de pensar.

Pero lo que si esta realmente explicito es que la evaluación debe ser dinámica y a lo largo de todo el proceso, que más que proceso es una experiencia. Citemos a Fermín (1971) que puntualiza esto diciendo que sería un proceso sistemático, continuo e integral destinado a determinar hasta que punto han sido alcanzados los objetivos educacionales.

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